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 | Por El Obispo Gregory L. Parkes

Encontrar la Esperanza a Través de la Misericordia

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Al comenzar este Año Jubilar de Esperanza, les escribo con profunda alegría y con un corazón lleno de gratitud. El Santo Padre nos llama, en este año especial, a renovar nuestra fe en la fuerza de la esperanza. En la bula papal del Año Jubilar, Spes Non Confundit, el papa Francisco nos recuerda que la esperanza no es un mero deseo, sino una fuerza viva enraizada en las promesas inquebrantables de Dios. Es a través de la esperanza que llegamos a experimentar la plenitud de su misericordia.

Es esta esperanza la que nos lleva a ser misericordiosos con los demás, ya que somos los primeros destinatarios de la misericordia ilimitada de Dios. A través de las obras de misericordia corporales y espirituales, ponemos en práctica nuestra esperanza, ofreciendo signos tangibles del amor de Dios al mundo necesitado. No estamos simplemente realizando actos de caridad; estamos participando de la esperanza que Dios ya nos ha dado. Cada acto es una expresión del amor de Cristo, una muestra de su misericordia y un poderoso recordatorio de que estamos llamados a ser instrumentos de su amor en el mundo.

Comenzamos este año con nuestro nuevo plan pastoral "Un Llamado a la Conversión: Vivir Valientemente el Evangelio". Nuestro enfoque y nuestras prioridades para los próximos cinco años es poner a Dios primero en todas las cosas, amar como Dios ama y servir como Cristo sirve, e ir y hacer discípulos. ¡Una de nuestras primeras iniciativas es un reto! Reto a cada uno de nosotros en los cinco condados que componen la Diócesis de Saint Petersburg a completar juntos un millón (1,000,000) de obras de misericordia para el 15 de diciembre de 2025. Pido a cada feligrés, a cada parroquia, a cada escuela y a cada grupo de jóvenes que dediquen tiempo durante todo el año a ser misericordiosos a través de las obras de misericordia corporales y espirituales. Estos actos se logran al tratar a los demás con bondad y misericordia dentro de nuestras familias, lugares de trabajo, escuelas, vecindarios, parroquias y comunidades.

Le pido a cada parroquia y escuela que facilite formación para comprender cómo vivir estas obras de misericordia en la vida diaria y luego establecer una meta, como parroquia o comunidad escolar, de cuántas obras emprenderán durante todo el año (con suerte, un mínimo de 2,025 actos de misericordia por parroquia o escuela). Inviten a otras personas, tal vez a las que no han ido a la iglesia por un tiempo, o a las que no tienen afiliación religiosa, a que participen. Al hacerlo, imagínese la transformación que tendría lugar en los condados de Pinellas, Hillsborough, Pasco, Hernando y Citrus si se regalaran 1,000,000 actos de misericordia a otros.

Este Año Jubilar de Esperanza nos invita a comprometernos más profundamente en estas Obras de Misericordia. Que el Espíritu Santo nos siga fortaleciendo en nuestro camino, para que seamos verdaderos testigos de esperanza y misericordia. Recemos para que, a través de la gracia de este Año Jubilar, podamos vivir, con renovado vigor y compromiso, las obras de misericordia corporales y espirituales en nuestros hogares, en nuestras familias, en nuestros lugares de trabajo y escuelas, en nuestros vecindarios y parroquias en toda la diócesis. A medida que todos estamos llamados a la conversión, ruego que reflejemos la misericordia ilimitada de nuestro Padre Celestial al servir como sus instrumentos de esperanza.

¡Por favor, únanse a mí mientras juntos construimos el reino de Dios con un millón de obras de misericordia!

Sinceramente suyo en Cristo,

Mons. Gregory L. Parkes

Obispo de Saint Petersburg