| Monseñor Gregory Parkes

26 de Septiembre Reflexión del Evangelio

"Pero Jesús le respondió: ‘No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí’”. - Marcos 9, 39

"Sabrán que somos cristianos por nuestro amor” es parte de la letra de una canción muy conocida en muchos himnarios de las iglesias. La letra dice que nuestras acciones compasivas y caritativas hacia los demás, independientemente del origen o la condición de la persona, es un testimonio de que somos seguidores de Jesucristo. También es cierto que una persona puede hacer un acto virtuoso y solidario por otra persona y sin embargo, no ser cristiano. En el capítulo 9 del Evangelio según san Marcos, vemos a los discípulos diciéndole a Jesús que alguien estaba expulsando demonios en su nombre y que no era un seguidor suyo. Nuestro Señor les dice que no condenen al individuo por hacer algo bueno por otra persona en su nombre.

Los cristianos debemos distinguir el bien del mal. Una conciencia bien formada nos dice cuando cometemos un pecado. Muchas veces, por debilidad o ira, hacemos cosas de las que luego nos arrepentimos. Sabemos que no debemos hacerlo, pero ese pecado puede convertirse en algo habitual hasta el punto de que nos insensibilizamos y ya no nos damos cuenta de qué es un pecado.

Jesús nos advierte sobre este peligro, especialmente si estamos guiando a otros por un camino pecaminoso. Y utiliza ejemplos contundentes y extremos para hacer entender este punto. Si nuestra mano nos hace pecar, debemos cortarla. Si nuestros ojos nos hacen pecar, hay que arrancarlos. Se trata de eliminar de nuestra vida todo lo que nos lleve a pecar. Jesús utiliza estos ejemplos tajantes para enseñarnos la gravedad del pecado. Lo que perdemos en la tierra no es nada comparado con lo que podemos perder eternamente. Ten el valor de evitar los momentos que te acercan al pecado: la glotonería, el lenguaje ofensivo, la ira, la avaricia, la lujuria, el robo y otros más. En los momentos de debilidad, pidamos al Espíritu Santo que nos guíe de manera que revele lo mejor de nosotros, y así nuestra fe se manifestará en nuestras acciones.

- Monseñor Gregory Parkes